Los videojuegos son una forma de entretenimiento que cada vez tiene más adeptos en todo el mundo. Según datos de AEVI, el sector del videojuego facturó en España 2.012 millones de euros en 2022, lo que supone un crecimiento del 18% respecto al año anterior. A nivel global, se estima que hay más de 2.700 millones de jugadores activos, que generan unos ingresos de más de 160.000 millones de dólares al año.



​Pero más allá de los datos económicos, los videojuegos también tienen un impacto en la salud mental de las personas que los practican. Según el estudio Power of Play, que ha publicado AEVI en colaboración con la Entertainment Software Association of America (ESA) y Video Games Europe, los videojuegos alivian el estrés, conectan a las personas y mejoran la creatividad. Este estudio se basa en una encuesta realizada a 12.847 jugadores activos de todo el mundo, incluyendo 1.022 españoles, sobre sus intereses y comportamientos al jugar videojuegos.

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​El informe destaca que el 87% de los encuestados considera que los videojuegos les ayudan a relajarse y desconectar, el 79% afirma que les permiten socializar con otras personas y el 69% opina que les estimulan la imaginación. Además, el estudio incluye referencias a diferentes investigaciones académicas que corroboran el impacto positivo de los videojuegos en aspectos como la atención, la memoria, el razonamiento, la resolución de problemas o la coordinación visomotora.



​Sin embargo, no todos los estudios coinciden en resaltar los beneficios de los videojuegos para la salud mental. Algunos trabajos científicos indican que los videojuegos pueden estar relacionados con problemas de atención, agresividad, aislamiento social o adicción. Estos problemas pueden afectar negativamente al bienestar físico y mental de las personas que juegan videojuegos de forma excesiva o compulsiva.



La OMS ha reconocido desde 2022 la adicción a los videojuegos como una enfermedad mental, que se caracteriza por un patrón de comportamiento persistente o recurrente de juego que se da prioridad sobre otros intereses y actividades diarias. Ha incluido este trastorno en su lista de clasificación internacional de enfermedades, que entró en vigor en febrero de 2023.

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​Según señaló el jefe del equipo de la OMS que recopiló la lista, Robert Jakob, signos como no poder parar de jugar en internet o con una consola, desatender las amistades o el trabajo a causa de ello, en periodos superiores a un año, pueden ser síntomas de esta adicción. La inclusión de este trastorno por parte de la OMS no estuvo exenta de polémica, y la industria de los videojuegos protestó contra ello, argumentando que no había bases sólidas para considerar esta adicción una enfermedad mental.



​¿Cómo explicar entonces estas contradicciones entre los estudios sobre los efectos de los videojuegos en la salud mental? Una posible respuesta es que los videojuegos pueden tener efectos positivos o negativos dependiendo del uso que se les dé, del tipo de juego, del contexto y de las características personales de cada jugador. Por eso, se recomienda jugar con moderación, respetando los límites de edad, siguiendo las recomendaciones de los expertos y buscando un equilibrio entre el ocio digital y el resto de actividades vitales.



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​Con todos estos datos, tan solo podemos concluir que los videojuegos son una forma de entretenimiento que puede aportar beneficios para la salud mental, siempre y cuando se practiquen de forma responsable y controlada. Es importante estar atentos a los posibles signos de alarma y buscar ayuda profesional si se detecta algún problema.