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Fallece Kanzi, el bonobo que jugaba videojuegos y sabía 3.000 palabras
El icónico primate ha fallecido con 44 años de edad en las instalaciones de Ape Initiative. Queda por confirmar la causa a través de la autopsia.

La Ape Initiative ha confirmado el deceso de Kanzi en una nota de prensa publicada el 21 de marzo de 2025, tres días después del fallecimiento. Durante décadas, Kanzi fue objeto de estudios científicos de vanguardia, siendo el primer bonobo en mostrar una comprensión tan avanzada del lenguaje y en interactuar de forma autónoma con dispositivos digitales. Aunque aún no se ha publicado el informe de la autopsia, parece haberse extinguido de forma natural a causa del desgaste propio de sus 44 años de vida.
El comunicado detalla que Kanzi falleció en sus instalaciones, un entorno especialmente diseñado para la investigación y conservación de primates. La Ape Initiative, reconocida a nivel internacional, ha sido pionera en integrar métodos tradicionales de etología con innovadoras tecnologías interactivas. El proyecto destinado a estudiar a Kanzi se fundamentó en explorar hasta dónde podía llegar la inteligencia en una especie no humana.

Durante años, un equipo de expertos en neurociencia, etología y lingüística instauró un protocolo de investigación que combinó la utilización de tecnologías digitales con pruebas conductuales y lingüísticas. En este innovador estudio, se le expuso a una interfaz táctil adaptada a sus capacidades, lo que le permitió interactuar con videojuegos.

Kanzi destacó desde sus primeros meses de vida por su notable capacidad para imitar gestos y responder a palabras. Su entrenamiento, basado en la repetición y en estímulos tanto visuales como auditivos, abrió la puerta a descubrimientos sorprendentes. Los investigadores observaron que, a diferencia de otros primates, Kanzi era capaz de conectar conceptos abstractos con símbolos concretos en la pantalla, demostrando una correlación entre el lenguaje y la lógica, subrayando la posibilidad de que el aprendizaje y la memoria pudieran tener fundamentos replicables en seres tan distintos como los primates y los humanos.
Según el comunicado de prensa, Kanzi se mostró feliz y normal ese día, sin ningún signo de malestar ni enfermedad. Tras desayunar y pasar la mañana persiguiendo a su compañero Teco por la torre, Kanzi y su compañera Nyota se echaron para una sesión de acicalamiento. Poco después, el personal observó que no respondía y que no tenía latidos ni signos de respiración. Estaba siendo tratado por una enfermedad cardíaca, la cual podría ser el motivo de su fallecimiento, aunque deberá confirmarse mediante la autopsia.

La noticia del fallecimiento ha generado un profundo impacto en diversos ámbitos. Investigadores y profesionales de la etología han manifestado su pesar y admiración en foros, simposios y redes sociales, destacando que cada experimento llevado a cabo con Kanzi contribuyó a replantear los límites de la comunicación inter-especies. En el sector de los videojuegos, su figura se transformó en un símbolo de innovación. Desarrolladores y técnicos especializados han analizado sus interacciones para diseñar algoritmos que imiten, en parte, los procesos de aprendizaje observados en sus experimentos.

La vida de Kanzi se erige como un ejemplo de lo que significa trascender los límites impuestos por la biología. Con 44 años, su longevidad supera la de otros primates, lo que le permitió desarrollar y perfeccionar habilidades cognitivas que, de otra manera, hubiesen permanecido inexploradas. El dominio de un vocabulario que ronda las 3.000 palabras no solo es asombroso por su magnitud, sino también por lo que representa en términos de comprensión y memoria.

La emotividad que desprende su historia ha sido motivo de reflexión sobre la relación que se establece entre el hombre y la naturaleza. Mientras algunos ven en Kanzi la manifestación de un potencial oculto en el reino animal, otros lo interpretan como un llamado a replantearse los límites éticos y científicos en la experimentación con seres vivos. Su vida, narrada a través de décadas de estudios y encuentros, invita a cuestionar la rigidez de los esquemas tradicionales y a abrazar una perspectiva más integradora, donde la tecnología y la biología puedan coexistir en beneficio del progreso científico y social.
El legado de Kanzi se erige como testimonio de la posibilidad de superar barreras cognitivas y comunicativas entre especies. Para conservarlo, la Ape Initiative ha abierto una campaña de donaciones destinada a sufragar los gastos del mantenimiento de la familia de Kanzi. Le echaremos de menos, pero si el cielo realmente existe, podemos sentir consuelo al pensar que Kanzi merece encontrarse en él.
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