Ubisoft, una de las mayores editoras de videojuegos del mundo, responsable de franquicias como Assassin's Creed, Far Cry o Just Dance, se enfrenta a un nuevo escándalo que salpica a su cúpula directiva. Según ha informado el periódico francés Libération, cinco antiguos ejecutivos de la compañía han sido detenidos por las autoridades francesas para ser interrogados sobre su supuesta participación en casos de acoso y agresión sexual durante su estancia en la empresa. Los hechos se habrían producido entre 2014 y 2020, según las fuentes consultadas por el medio.
Entre los detenidos se encuentran dos nombres muy conocidos en el sector: Serge Hascoët y Tommy François. Hascoët fue el director creativo de Ubisoft hasta julio de 2020, cuando presentó su dimisión tras ser acusado de abuso de poder, acoso moral y sexual y agresión sexual por varios testimonios recogidos por Libération y Bloomberg. Hascoët era considerado como la mano derecha del CEO Yves Guillemot y tenía un gran poder de decisión sobre los proyectos de la compañía. François, por su parte, fue el vicepresidente de servicios editoriales y creativos hasta agosto de 2020, cuando también renunció a su cargo tras ser señalado por comportamientos inapropiados con varias empleadas. Ambos eran parte del comité editorial de Ubisoft, el órgano encargado de supervisar y aprobar los juegos de la empresa.
Los otros tres detenidos son Frédéric D., exdirector financiero; Francis B., exdirector general adjunto; y Raphaël S., exdirector creativo asociado. Todos ellos habrían participado en fiestas organizadas por Ubisoft en las que se habrían producido episodios de consumo de drogas, alcohol y sexo no consentido. Según Libération, algunos testigos relataron que Hascoët solía invitar a prostitutas a estas fiestas y que François intentó forzar a una empleada a mantener relaciones sexuales con él en una ocasión.
Las detenciones se producen después de que el sindicato Solidaires Informatique y dos víctimas presentaran una denuncia formal contra Ubisoft y sus antiguos directivos en julio de 2021. La denuncia se basaba en los testimonios recabados por Libération y Bloomberg, que destaparon una serie de escándalos dentro de la compañía que afectaban a varios niveles jerárquicos. Según estas investigaciones periodísticas, Ubisoft tenía una "cultura tóxica" que favorecía el machismo, el sexismo, el racismo y la homofobia entre sus empleados. Además, se denunció que la empresa era consciente de estos problemas y que protegía a los responsables debido a su perfil ejecutivo o creativo.
Tras la publicación de estas informaciones, Ubisoft anunció una serie de medidas para mejorar su clima laboral y prevenir futuros casos de abuso o discriminación. Entre ellas se encontraban la creación de una plataforma anónima para denunciar incidentes, la revisión del código ético y la política de recursos humanos, la contratación de consultores externos para auditar la cultura corporativa y la diversificación del comité editorial. Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes para calmar el descontento de algunos trabajadores, que han seguido expresando sus quejas por la falta de acción o transparencia por parte de la dirección.
La abogada de las víctimas, Maude Beckers, ha declarado a Libération que las detenciones son un paso importante para hacer justicia y visibilizar la "violencia sexual sistémica" que se ha producido en Ubisoft. Beckers ha afirmado que espera que este caso sirva para concienciar al sector del videojuego sobre la necesidad de erradicar estas conductas y garantizar un entorno de trabajo seguro y respetuoso para todos los empleados. Por su parte, Ubisoft no ha hecho ningún comentario oficial sobre las detenciones ni sobre el estado de la investigación judicial.