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La industria de los videojuegos está viviendo una de las mayores operaciones de su historia. Microsoft, el fabricante de la consola Xbox y el sistema operativo Windows, ha anunciado que ha firmado un acuerdo definitivo para comprar Activision Blizzard, el estudio responsable de algunos de los juegos más populares y exitosos del mundo, como Call of Duty, World of Warcraft, Diablo, Overwatch o Candy Crush. El precio acordado es de 95 dólares por acción en efectivo, lo que supone valorar la transacción en 68.700 millones de dólares (unos 60.400 millones de euros), incluido el efectivo neto de Activision Blizzard.

​Se trata de la mayor compra en la historia de Microsoft, superando los 26.200 millones de dólares que pagó por la red social profesional LinkedIn en 2016, y también de la mayor del sector de los videojuegos, superando los 40.000 millones de dólares que pagó Tencent por la desarrolladora finlandesa Supercell en 2016. Además, es la mayor compra en efectivo registrada hasta ahora, superando los 63.900 millones de dólares que pagó Bayer por Monsanto en 2016 y los 60.400 millones que pagó InBev por Anheuser-Busch en 2008, según los datos de Refinitiv.

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​Con esta adquisición, Microsoft refuerza su posición en el competitivo mercado de los videojuegos, donde compite con Sony y Nintendo en el segmento de las consolas, y con Google, Amazon y Facebook en el segmento del streaming y el cloud gaming. Según ha declarado Satya Nadella, CEO de Microsoft, la compra de Activision Blizzard permitirá a la compañía «ofrecer experiencias increíbles a una comunidad global más grande». Además, ha destacado que Activision Blizzard cuenta con «más de 400 millones de jugadores mensuales en 190 países» y con «algunas de las franquicias más queridas y reconocidas del mundo».

​Microsoft ha asegurado que respetará la «integridad creativa» y la «visión» de Activision Blizzard, y que mantendrá sus estudios y equipos «tal como están hoy». Asimismo, ha afirmado que seguirá apoyando los juegos existentes en todas las plataformas actuales y futuras. No obstante, también ha indicado que planea llevar algunos juegos selectos al servicio Xbox Game Pass «tan pronto como sea posible», lo que podría suponer una ventaja competitiva frente a sus rivales.

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​La operación está sujeta a las condiciones habituales de cierre, incluyendo la aprobación regulatoria y la votación favorable de los accionistas de Activision Blizzard. Microsoft espera que se cierre el próximo viernes 13 de octubre, justo antes del plazo límite del 18 de octubre que se estableció tras una extensión acordada entre ambas partes en julio. La compra se financiará con efectivo disponible y nueva emisión de deuda.

​La noticia ha tenido un gran impacto en el mercado bursátil. Las acciones de Activision Blizzard se dispararon un 45% tras el anuncio, alcanzando los 94 dólares por acción. Por su parte, las acciones de Microsoft cayeron un 1%, situándose en los 311 dólares por acción. Otras compañías del sector también se vieron afectadas por la noticia. Las acciones de Electronic Arts bajaron un 5%, las de Take-Two Interactive un 7% y las de Ubisoft un 9%.

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​La compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft supone un hito histórico para la industria del videojuego, que está experimentando una fuerte consolidación y una creciente competencia entre las grandes plataformas tecnológicas. La operación podría tener importantes repercusiones tanto para los desarrolladores como para los jugadores, ya que podría alterar el equilibrio entre las distintas ofertas disponibles y cambiar el panorama del entretenimiento interactivo.