El caso comenzó en 2022, cuando Activision presentó una demanda acusando a EngineOwning de tráfico de dispositivos de elusión, interferencia intencional con relaciones contractuales y competencia desleal. EngineOwning ofrecía servicios de trampas basados en suscripción, como aimbots, triggerbots y wallhacks, para juegos como Titanfall 2, Counter-Strike 2 y varios juegos de Battlefield y Call of Duty. Activision describió las trampas en su demanda como productos de software maliciosos diseñados para permitir a los miembros del público obtener ventajas competitivas injustas.
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En la sentencia emitida el 28 de mayo Activision ha ganado la demanda. El jucio ha sido sencillo, ya que ninguno de los demandados ha comparecido o se ha defendido en esta acción desde julio de 2023, con lo que se ha otorgado a Activision un fallo por defecto de 14.465.000 dólares, junto con 292.912 dólares en honorarios de abogados. También se emitió una orden judicial contra el futuro desarrollo y venta de trampas de EngineOwning, y se ordenó que la propiedad del dominio engineowning.to fuera transferida a Activision.
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Este es el segundo triunfo en el tribunal para un editor de juegos contra los creadores de trampas en los últimos días. El estudio Destiny 2 de Bungie logró otra victoria en un juicio anterior con jurado sobre AimJunkies. Pero la multa en ese caso fue mucho menor, de tan solo 63.200 dólares.
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EngineOwning estaba en Alemania cuando se presentó la demanda, pero la empresa aparentemente ahora está operando desde Dubai, lo que podría complicar la ejecución de la sentencia. A pesar de las consecuencias legales, EngineOwning también indicó que tiene la intención de seguir operando y produciendo trampas para Call of Duty.
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